Bien dicen que después de la tormenta viene la calma. La mañana es
fastuosa, el olor de todo mojado y fresco, el brillo de los rayos del
Sol iluminado poco a poco las copas de los pinos, el canto de las aves
recibiendo el nuevo día, el sonido relajante de un cercano arroyo, y el
recuerdo de una noche maravillosa, hacen que Abril se sienta en total
armonía. No puede evitar sonreír, levantar los brazos y estirarse para
recibir los cálidos rayos de Sol que iluminan su espectacular silueta a
dos pasos de la puerta de madera.
Bernard la sorprende y atrapa
con sus brazos por detrás, rodeando su cintura con sutileza y
aprovechando para soltarle unos cuantos besos en todo su cuello, oídos y
nuca.
-¡El día está hermoso Bernard! ¡El cielo está
totalmente despejado! ¡Invitame a conocer el lugar! -Abril toma de la
mano a Bernard que se deja llevar.
El sonido cada vez más
intenso de agua corriendo marca el camino a seguir, cruzan un pequeño
bosquecillo hasta alcanzar, unos metros más adelante, un lugar más
despejado, donde lo rayos del Sol vuelven a dominar junto con los
cientos de colores que proveen las flores, mariposas, aves que inundan
el lugar. Unos pasos más y llegan a un pequeño, pero caudaloso arroyo de
aguas cristalinas, que caen de una pequeña cascada, que en conjunto con
algunos grandes arboles a su orillas, crean un espléndido paisaje.
Los
dos se sientan a contemplar bajo la sombra de un frondoso árbol. Bernard
recargado en su tronco y Abril recargada en el pecho de él.
El
mediodía trae consigo un sabroso calor. Abril se levanta, se quita las
sandalias y doblando las bastillas de su pantalón, camina por el pasto
hasta llegar a la mera orilla del arroyo, con prudencia mete uno de sus
pies, el agua, un tanto fría, le causa un ligero sobresalto, pero no
desiste y acaba por meter los dos.
-Ten cuidado Abril, no te confíes..podrías lastimarte.
- Está el agua muy rica, muy fresca. Deberías probar y meterte aquí conmigo...
-Prefiero verte desde aquí, disfrutar de este paisaje que me regalas...
-¿Estás seguro...?
Abril
mete medio cuerpo en el agua, casi sentándose, al ponerse de nuevo en
pie, ya tiene su pantalón en las manos, su precioso cachetero negro
totalmente mojado, más negro que nunca, hace más fuerte ese
contraste con la piel marmólea de su diosa griega. Su blusa blanca de
lino se ha empapado a la mitad, y en el rostro de ella se esboza una
sonrisa muy parecida a la de un niño a punto de hacer una travesura. Esa
mirada, ese dedo en la boca, ese cuerpo que escurre hilos de agua en
todas sus líneas, causan efecto en Bernard...
Él se despoja de su
camisa, dejando al descubierto su bien trabajado torso y se mete al agua
sin pensarle más. Abril trata de huir, pero es alcanzada de inmediato a
unos pasos de la pequeña cascada. Bernard la toma fuerte con sus brazos
y la deja caer en medio de ella...su blusa se adhiere totalmente a su
cuerpo, revelando que por debajo de ella no hay más prenda, dejando
adivinar sin trabajo ese par de rosados y erectos pezones...
Bernard
la abraza por la espalda, juntando su cuerpo al de ella que tiembla de
emoción, con un brazo la rodea a la altura de sus tetas, presionándolas
un poco hacia arriba, causando una descarga de placer en Abril. Con la
otra mano recorre todo el vientre de ella, para pasarse y acariciar esos
muslos por la parte de afuera, por la parte de adentro, mordisqueando y
chupando al mismo tiempo el lóbulo de sus oídos, su cuello. Pasa su
mano por encima del cachetero, acariciando y pasando un dedo por la
hendidura que forman los labios de su vagina. Abril se estremece de
placer y busca, con la cavidad de sus nalgas, el erecto y gran trozo de
carne que sufre aprisionado en los boxer de lycra...con un encantador
movimiento de su culo lo siente, lo acaricia...lo provoca...
Bajo
el chorro de agua que cae, Bernard comienza a quitar lentamente la blusa
y a acariciar dulcemente el par de blancas tetas, con sus dedos rodea
toda la redondez de cada una de ellas, hasta aprisionar con sus dedos
índice y pulgar los erectos, rosados y fríos pezones.
La
coloca de frente a él, la carga levantándola por las nalgas, ella lo
aprisiona con sus piernas copando su cintura, hunde su cabeza entre el
par de firmes senos, los besa, los lame, busca con cierta ansiedad las
rígidas tetillas, las devora, las chupa con cierta fuerza provocando que
se pongan aún más duras. Abril siente como se contraen de placer los
músculos de su tibia vagina y más cuando logra sentir como esa enorme
verga roza desde su pelvis, hasta las cercanías de su ano. Busca el
cuello, la boca de él, que no deja de acariciar suavemente esas jugosas
tetas. Esas tetas de donde él toma el agua que escurre en hilos por toda
la redondez y que forman un manantial con cascada cuando desembocan por
el pezón.
La boca de Bernard sigue su camino por esos caminitos
de agua que lo conducen por todo el vientre hasta el interior de esos
labios hinchados y ansiosos de su vagina. Bernard sigue bebiendo de ahí
la combinación de líquidos que forman otro pequeño chorro que pasa por
enmedio de la vagina.
Bernard de rodillas le da vuelta, para
quedar de frente a ese suculento par de nalgas, Abril abre un poco las
piernas, apoyándose con sus manos en las piedras que forman una pared
bajo la pequeña cascada y arqueando su espalda, ofreciendo de gloriosa
manera su espectacular culo. Bernard sin perder tiempo, hunde su cara en
él, Abril se estremece al sentir como es violentado con la lengua cada
orificio, cada rincón de su intimidad, y por el placer de sentir como
sigue corriendo el agua por todo su cuerpo.
Jadea, gime, implora
entre dientes por querer sentir ese ensanchado trozo de carne dentro de
ella. Bernard se pone de pie lentamente, acariciando otra vez esas
tetas con movimientos circulares. Abril se da la vuelta y atrapa con sus
manos el pedazo de verga que aún sigue cubierto bajo el boxer. Ya de
rodillas lo acaricia cual largo y ancho es, Bernard con la mirada
suplica que le otorgue libertad, que lo coma ya por lo que más quiera.
Ella, sin prisa, comienza a bajar lentamente la embarrada prenda, su
respiración se agita conforme se va destapando la enorme verga. Él mira
hacia el cielo como pidiendo piedad...ella la otorga.
Con
sus dos manos toma la verga mirándola con cierta reverencia, acaricia y
masturba deliciosamente buscando la mirada de él, concede un primer
rápido y travieso lengüetazo a la hinchada glande, después lo levanta un
poco para dar otro desde sus colgantes testículos, hasta llegar otra
vez a la mórbida cabecita. Sin dejar de masturbar, comienza a
introducirla en su boca, la cual tiene que abrir un tanto para poderla
recibir lo más adentro posible....su boca está totalmente abierta y
llena, por ello siente como esa enorme verga se calienta y palpita en
su interior...ella comienza un delicioso vaivén con toda su cabeza,
Bernard la toma y la detiene de sus cabellos empujando su poderosa arma
contra ella que apenas puede respirar. Abril juega con toda ella, la
masturba, la mordisquea, deja que el agua corra por toda ella para luego
recibirla con su boca una y otra vez, a Bernard le tiemblan las piernas
de tanto placer. Abril esta extasiada lamiendo y chupando, y gruñe
cuando Bernard la pone de pie, la voltea, la apoya otra vez contra las
rocas, la obliga a que le entregue ese culo que lo está volviendo loco,
pasea y juega con su verga en toda la hendidura que forman esas nalgas y
la vagina. Ahora es Abril quien implora piedad...
-¡No me hagas suplicar! ¡Dámelo ya! ¡Quiero sentirte dentro de mi! ¡En la vagina..en el culo, donde sea...lo necesito!
Bernard
vibra con estas palabras y tomándola por la cintura con una mano y la
otra en el cabello, la embiste salvajemente. Entrar...salir,
entrar...salir, placer...mucho placer recorre el cuerpo de ella. Bernard
la penetra completamente, Abril goza con eso, con sentir como esa verga
dura la parte en dos en cada embestida.
Ella se voltea y
se trepa en él ensartándose casi en un solo movimiento, Bernard la
atrapa de las nalgas con sus manos y la jala contra él introduciendo al
mismo tiempo un dedo en el ano, ella siente que perderá el conocimiento o
que su corazón sufrirá de una taquicardia....jalar y empujar...jalar y
empujar...sus cuerpos en perfecta sincronía.
Con
habilidad, Bernard la pone de cabeza en un perfecto 69 vertical, a ella,
las emociones le inyectan una fuerte dosis de adrenalina, y más cuando
se siente a centímetros del agua que alcanza su cabello y su frente.
Sólo cierra los ojos y comienza a saborear nuevamente ese gran pene de
manera invertida.
Mientras tanto, Bernard disfruta de una
espectacular vista...un hermoso culo de piel suave y blanca a su
disposición...una suplicante y abierta vagina totalmente depilada, de
labios y clítoris bien hinchados a milímetros de su boca...Un par de
bien torneadas piernas cobijando sus sienes y sus oídos. No puede
aguantar más y clava su boca y su lengua en ese manjar que le ofrecen, a
placer pasa su lengua, chupa y aprieta con sus labios el erecto
clítoris, pasea por cada hendidura, cada pliegue....no se olvida de
pasar su lengua por ese pliegue por donde comienza la pierna y lamer
parte del suave muslo. Tampoco olvida pasar su lengua por ese pliegue
donde termina la pierna y comienza la nalga, lamer y mordisquear esa
parte tan carnosa del culo, es un regosijo...
Abril con la
sangre hirviendo en su cabeza, siente que el alma se le va con esas
oleadas de placer, y sin querer da pequeños mordiscos a la dura verga
que llena su boca y que chupa con creciente ansiedad. El placer sigue
creciendo, es una bola de nieve que comienza a caer de lo más alto y
baja con rapidez haciéndose cada vez más grande.
Bernard siente
como se va volviendo rigido el cuerpo de Abril, siente como ese par de
piernas se cierran cada vez más con fuerza queriendo estrangularlo y a
mayor fuerza de ella, mayor la acometida por parte de él, está decidido a
comerse totalmente esa vagina...ella comienza a convulsionar su cuerpo,
sus gemidos ya ganan y superan al del ambiente...chupa y mama con
desesperación esa verga palpitante, tan dura y gruesa...
-¡Deliciosoooo! ¡Sabes delicioso!
Bernard
siente que estalla en mil colores...ella, un gemido agudo, largo, su
cuerpo petrificado en trance, deja escapar el alma por un
instante...siente en su boca como un violento torrente de leche tibia le
inunda y se mezcla con su saliva...la traga lentamente, saboreando ese
extraño sabor que le produce un inquietante placer...El sonido del agua la hacer volver en sí...se suelta y con una sonrisa se zambulle en ella.
miércoles, 26 de febrero de 2014
martes, 4 de febrero de 2014
La Cabaña
Serían la 5 de la tarde cuando Bernard bajó de su camioneta Lincoln Mark negra, echó un vistazo a su alrededor y detuvo su mirada en su hermosa cabaña, escondida entre las montañas, lejos de la civilización, ideal para un largo fin de semana de relajamiento y otros placeres. El flashaso de un relámpago y el estruendo que le sigue después en el trueno, lo hacen voltear hacia arriba: una gruesa y espesa nube gris amenaza con dejarse caer muy pronto sobre él, por lo que vuelve rápidamente hacia su camioneta,y abre caballerosamente la puerta a su hermosa acompañante.
Abril queda impactada con tanta belleza natural, el olor a hierba y tierra mojada de la tormenta que se avecina la envuelve en una burbuja de excitación y cierta tranquilidad.
-¡Es hermoso el lugar Bernard, estoy encantada! - Exclama al pararse en el arco de la puerta de la cabaña, como queriendo mirar todo el horizonte desde ahí.
Ante lo fresco del ambiente, y las primeras gotas que caen, Bernard reacciona e invita a Abril a ingresar a resguardarse. Una vez adentro, y ya más cómodos, se apresura a ofrecer un tequila añejo, almacenado en una hermosa barrica de roble blanco y guardado en una no menos hermosa cantina, y a encender la fogata que dará luz y calor al momento.
Afuera se desata una impresionante tormenta, Abril observa desde la ventana, con bebida en mano, comienza a disfrutar de la luz titilante que iluminan la sala, del aroma que se desprende de la leña de nogal que se consume entre las llamas, del calorcito que comienza a sentir por fuera...y por dentro...
Una melodía se deja escuchar, Abril voltea con cierta sorpresa, Bernard canta con guitarra en la mano sentado a un lado de la chimenea y dedicando con la mirada cada palabra de la canción.
Abril, aún de pie y junto a la ventana, da comienzo a un sutil baile, su exquisito cuerpo se mece con suavidad de un lado a otro...
Abril...bellísima mujer, con esa sensualidad que despiertan los 30s, combinación explosiva de experiencia y juventud. Inteligente, amante de las sensaciones extremas, mediana estatura...piel suave de marmol blanco, que pareciera más una estatua griega o romana...cuerpo saturado de curvas, Bernard adivina por debajo de esos jeans ajustados un par de redondas y firmes nalgas, y por debajo de esa blusa de moderado escote, un par de jugosos senos que parecieran dunas del desierto.
Bernard, sin dejar de cantar, lanza en su pensamiento un agradecimiento al destino por la atinada idea de volverlos a reencontrar y de coincidir en este mismo momento...
Abril continúa con su sensual baile, mientras comienza a acercarse lentamente a donde está Bernard, con esa mirada tan especial, transparente y penetrante que sale de sus ojillos, comienza a sonreír pícaramente, sonrisa grande en labios muy rojos...
Bernard siente que su entrepierna quiere explotar, su pene se ha puesto durísimo, tan así, que Abril se ha dado cuenta del efecto que ha tenido todo su cotoneo. Se pone de pie y sin ninguna explicación la toma por la cintura y busca con cierta desesperación su boca, su lengua, con sus manos comienza a recorrer toda su espalda hasta llegar a ese hermoso par de nalgas que aprieta con ansias contra si mismo. Ella comienza sentir acaloradas sensaciones, sus manos colgadas al cuello de él, también comienzan un recorrido que va de la enorme y ancha espalda, a esos grandes glúteos, para después comenzar a buscar en la entrepierna eso que se ha puesto muy duro, hinchado y que pide a gritos ser liberado de ese pantalón.
Bernard comienza a desabrochar la blusa de ella, sintiendo como la respiración de Abril se agita, sus mejillas ahora han tomado un color rosa...lentamente cae la prenda, dejando al descubierto ese par de tetas vestidas con un sensual bra delicadamente transparente de encaje negro. Bernard las besa con devoción por encima de la tela. Le da la vuelta para besar su nuca despejada por el corte de cabello pequeño que usa Abril, con una mano acaricia, apretuja esos senos, buscando por encima sus pezones...con la otra mano recorre el vientre, el ombligo, pasa su mano por encima del pantalón hasta llegar a su vagina. Abril mientra tanto, siente entre sus nalgas, como ese miembro hinchado intenta embestirla, ella corresponde arqueando un poco su espalda, exponiendose más a él...Con su mano, por fin se compadece y bajando el zipper introduce su mano buscando ese pedazo de carne tan caliente, al cual comienza a acariciar y a masturbar deliciosamente....Bernard hace lo propio, liberando ese sagrado monte, buscando y encontrando una húmeda, muy húmeda vagina, que contrae sus músculos al sentir ese par de dedos que la invaden...Abril siente una inyección violenta de adrenalina que cimbra todos sus nervios...
Ella se da vuelta y de un empujón, tumba en el sillón a Bernard, después le da la espalda y ofrece un estremecedor espectáculo a Bernard cuando comienza a bajarse lentamente su pantalón ajustado, para dejar ver, poco a poco, esas suculentas y blancas nalgas que lucen un espectacular cachetero del mismo tipo que el bra. Bernard siente que se vuelve loco...ella se da la vuelta, lo despoja de su pantalón, se mete entre sus piernas y sin dejar de mirarlo a los ojos toma con una de sus manos el hinchado y enorme falo. Comienza a pasar su lengua por todo su glande haciendo movimientos circulares, produciendo espasmos increíbles de placer en él...después recorre y humedece, con ella misma, cada centímetro de verga que palpita por su dureza, para finalizar deborándola una y otra vez lo más que puede meterla en su boca. Abril siente que sus quijadas se van a soltar, pero aún así intenta llegar lo más lejos posible. Bernard se pone de pie, Abril, aún de rodillas, engulle delicadamente sus testículos...
La fogata en la chimenea arde en todo su esplendor, liberando agradables ondas de calor. Allá, afuera, truenos y relámpagos cimbran el ambiente, tanto como se cimbran el par de cuerpos candentes que se dejan conducir por las pasiones y el deseo...
Ahora Bernard con delicadeza, deposita a su bella dama, en el sillón, para colocarse de rodillas entre sus piernas. Con mucha argucia quita el cachetero negro, dejando expuesto un paradisiaco Monte de Venus, húmedo, muy húmedo e hinchado de sus labios. Abril siente como su respiración se vuelve mas inquieta, y más cuando Bernard comienza a besar por la parte interior de sus piernas, desde la rodilla, recorriendo palmo a palmo ese par de monumentos griegos, hasta internarse jadeantemente en ese anhelado bosquecillo misterioso. Abril siente que se desarma de placer, es muy intenso lo que está sintiendo, pequeños gemidos escapan de su boca sin poderlos contener y que logran un efecto mayor en Bernard, que sigue obstinado en dar pequeños lengüetazos en el clítoris...De pronto Bernard acomoda las piernas de ella sobre sus hombros, dejando aún más expuesto ese monumental y marmoleo culo, donde Bernard vuelve a hundir su cara, besando todo el contorno de su vagina, mordisqueando sus labios, besando toda la parte trasera de los torneados muslos, las firmes nalgas. Abril, casi por reflejo, abre un poco más las piernas y avienta todo la grupa contra él, con sus manos lo toma por la cabeza y lo obliga a seguir comiendo de aquél rosado y empapado manjar. Bernard la penetra lo más que puede con su lengua, saboreando la cantidad de fluidos que se desbordan y escurren hasta el pequeño y rosáceo ano. Bernard los lame, los absorbe pasando su lengua por ahí. Abril se desconcierta por un momento, nunca antes alguien se había aventurado a degustar esa parte suya...intenta negarse, pero Bernard sigue empeñado haciendo movimientos circulares con su lengua alrededor del apretado esfínter...por lo que al final, ante tantas sensaciones nuevas y placenteras, accede y se relaja dejando que sus gemidos hablen por ella...
Bernard, totalmente desnudo, se deja caer en el sillón, ofreciendo su enorme y erecta verga. Abril se monta en él y con su mano coloca el agrandado glande a la entrada de su chorreante vagina...el ansia no puede más y poco a poco, sintiendo como sus pliegues se van abriendo, va dando paso a la caliente y descomunal vara que la quema por dentro...lo que dolor pudiera ser al principio, ahora es el placer del más grande de los placeres...
Bernard besa y mordisquea todo el cuello de ella, con sus manos abre ágilmente el broche del bra, la respiración agitada de ella, el movimiento de sube y baja del jugoso par de tetas, hinoptizan por un instante su mirada...blancas como dos lunas, firmes, redondas, coronadas por un par de medianas y claras aureolas de pezón muy erecto y rosado. Sin poderse resistir más, con sus manos las atrapa, las besa, chupa con impaciencia el par de pezones proporcionando sublimes estallidos de placer en ella...
Abril entra en un tipo de trance de placer, montada aún en él, aumenta el ritmo de sus movimientos, Bernard atrapa sus nalgas, ella le rodea el cuello con sus brazos, Bernard la embiste violentamente y con el dedo medio comienza a buscar y encontrar otra vez el ano de ella, lo lubrica con los mismos fluidos de ella haciendo movimientos circulares, hasta que introduce un poco, con delicadeza, el dedo...calor...calor...mucho calor es lo que siente ella, ofrece sus tetas, no quiere que Bernard deje de "comerlas".
Bernard la tumba en la cama, levanta y coloca las piernas de Abril en sus hombros, pasea su verga encendida por toda la hendidura de su vagina hasta acariciar su virginal ano. Bernard esta extasiado con ese descomunal culo..redondo, amplio...y de una embestida la penetra, Abril grita de placer, Bernard la embiste fuerte una y otra vez...
-¡No dejes de mirarme a los ojos Abril! -le pide Bernard, que vuelve a introducir su dedo en el ano, simulando una doble penetración, Abril siente que le falta aire para seguir sintiendo todo lo que siente...
La coloca en cuatro puntos, de "perrito", ella levanta lo más que puede su riquísimo y sublime culo, arquea la espalda, lo que está viendo Bernard no se compara con nada...coloca su verga a la entrada de la vagina, la toma de la cintura y vuelve a embestir con fuerza, se inclina un poco sobre ella para alcanzar con sus tetas con una mano y con la otra su clítoris...ella siente con miles de sensaciones como él choca contra sus carnosas nalgas, como ese pene la intenta atravezar, su vagina no deja de escurrir fluidos...Ahora es ella la que toma el control moviendo ese portento de nalgas, devorando una y otra vez esa verga inflamada..De pronto siente como Bernard la empuja poniendo su cara sobre el colchón, la "obliga" a que abra lo más posible las piernas, un dedo pasa y lubrica con sus fluidos vaginales el pequeño orificio...siente el dedo entrar en el...otro más...más lubricación...todo con sumo cuidado...Abril quisiera negarse,,,pero es tan rico, es tanto lo que le hace sentir que acaba por someterse....
Bernard la penetra una vez más por la vagina para lubricarse y después coloca su verga en la entrada del esfínter...comienza hacer algo de presión hasta que logra introducir su glande, ahí se queda sin moverse un momento, sólo acaricia la espalda arqueada de ella, sus nalgas, que se encuentran un poco tensas...Abril está conociendo nuevas sensaciones inimaginables.
Despues de un momento, él comienza hacer más presión, ahora con pequeños movimientos circulares y metiéndose cada vez más lentamente....Abril siente un agudo dolor, que poco a poco va transformándose en el más delicioso de los placeres, siente como todos sus nervios se conectan en el mayor cumulo de sensaciones...siente como ese enorme y duro pene está dentro de ella...siente como la está partiendo en dos...Bernard comienza a embestir con mucha delicadeza..adentro...afuera..cada embestida es una descarga de sensaciones nuevas y mucho, mucho placer...Abril grita eufórica..Bernard aumenta la fuerza de sus embestidas, goza como loco esa estrechez que aprisiona su verga más dura que nunca...queda extasiado al ver como ese culo tan deseado, lo come una y otra vez y una vez amoldado a su pene, Bernard embiste y penetra completamente...calor, mucha calor, demasiada calor sienten en sus cuerpos. Abril experimenta su primer orgasmo anal, sus gemidos y gritos callan por un momento el escándalo de la tormenta....Bernard se siente explotar un grito violento y derrama su tibia leche en toda la espalda y nalgas de Abril...
Abril queda impactada con tanta belleza natural, el olor a hierba y tierra mojada de la tormenta que se avecina la envuelve en una burbuja de excitación y cierta tranquilidad.
-¡Es hermoso el lugar Bernard, estoy encantada! - Exclama al pararse en el arco de la puerta de la cabaña, como queriendo mirar todo el horizonte desde ahí.
Ante lo fresco del ambiente, y las primeras gotas que caen, Bernard reacciona e invita a Abril a ingresar a resguardarse. Una vez adentro, y ya más cómodos, se apresura a ofrecer un tequila añejo, almacenado en una hermosa barrica de roble blanco y guardado en una no menos hermosa cantina, y a encender la fogata que dará luz y calor al momento.
Afuera se desata una impresionante tormenta, Abril observa desde la ventana, con bebida en mano, comienza a disfrutar de la luz titilante que iluminan la sala, del aroma que se desprende de la leña de nogal que se consume entre las llamas, del calorcito que comienza a sentir por fuera...y por dentro...
Una melodía se deja escuchar, Abril voltea con cierta sorpresa, Bernard canta con guitarra en la mano sentado a un lado de la chimenea y dedicando con la mirada cada palabra de la canción.
Abril, aún de pie y junto a la ventana, da comienzo a un sutil baile, su exquisito cuerpo se mece con suavidad de un lado a otro...
Abril...bellísima mujer, con esa sensualidad que despiertan los 30s, combinación explosiva de experiencia y juventud. Inteligente, amante de las sensaciones extremas, mediana estatura...piel suave de marmol blanco, que pareciera más una estatua griega o romana...cuerpo saturado de curvas, Bernard adivina por debajo de esos jeans ajustados un par de redondas y firmes nalgas, y por debajo de esa blusa de moderado escote, un par de jugosos senos que parecieran dunas del desierto.
Bernard, sin dejar de cantar, lanza en su pensamiento un agradecimiento al destino por la atinada idea de volverlos a reencontrar y de coincidir en este mismo momento...
Abril continúa con su sensual baile, mientras comienza a acercarse lentamente a donde está Bernard, con esa mirada tan especial, transparente y penetrante que sale de sus ojillos, comienza a sonreír pícaramente, sonrisa grande en labios muy rojos...
Bernard siente que su entrepierna quiere explotar, su pene se ha puesto durísimo, tan así, que Abril se ha dado cuenta del efecto que ha tenido todo su cotoneo. Se pone de pie y sin ninguna explicación la toma por la cintura y busca con cierta desesperación su boca, su lengua, con sus manos comienza a recorrer toda su espalda hasta llegar a ese hermoso par de nalgas que aprieta con ansias contra si mismo. Ella comienza sentir acaloradas sensaciones, sus manos colgadas al cuello de él, también comienzan un recorrido que va de la enorme y ancha espalda, a esos grandes glúteos, para después comenzar a buscar en la entrepierna eso que se ha puesto muy duro, hinchado y que pide a gritos ser liberado de ese pantalón.
Bernard comienza a desabrochar la blusa de ella, sintiendo como la respiración de Abril se agita, sus mejillas ahora han tomado un color rosa...lentamente cae la prenda, dejando al descubierto ese par de tetas vestidas con un sensual bra delicadamente transparente de encaje negro. Bernard las besa con devoción por encima de la tela. Le da la vuelta para besar su nuca despejada por el corte de cabello pequeño que usa Abril, con una mano acaricia, apretuja esos senos, buscando por encima sus pezones...con la otra mano recorre el vientre, el ombligo, pasa su mano por encima del pantalón hasta llegar a su vagina. Abril mientra tanto, siente entre sus nalgas, como ese miembro hinchado intenta embestirla, ella corresponde arqueando un poco su espalda, exponiendose más a él...Con su mano, por fin se compadece y bajando el zipper introduce su mano buscando ese pedazo de carne tan caliente, al cual comienza a acariciar y a masturbar deliciosamente....Bernard hace lo propio, liberando ese sagrado monte, buscando y encontrando una húmeda, muy húmeda vagina, que contrae sus músculos al sentir ese par de dedos que la invaden...Abril siente una inyección violenta de adrenalina que cimbra todos sus nervios...
Ella se da vuelta y de un empujón, tumba en el sillón a Bernard, después le da la espalda y ofrece un estremecedor espectáculo a Bernard cuando comienza a bajarse lentamente su pantalón ajustado, para dejar ver, poco a poco, esas suculentas y blancas nalgas que lucen un espectacular cachetero del mismo tipo que el bra. Bernard siente que se vuelve loco...ella se da la vuelta, lo despoja de su pantalón, se mete entre sus piernas y sin dejar de mirarlo a los ojos toma con una de sus manos el hinchado y enorme falo. Comienza a pasar su lengua por todo su glande haciendo movimientos circulares, produciendo espasmos increíbles de placer en él...después recorre y humedece, con ella misma, cada centímetro de verga que palpita por su dureza, para finalizar deborándola una y otra vez lo más que puede meterla en su boca. Abril siente que sus quijadas se van a soltar, pero aún así intenta llegar lo más lejos posible. Bernard se pone de pie, Abril, aún de rodillas, engulle delicadamente sus testículos...
La fogata en la chimenea arde en todo su esplendor, liberando agradables ondas de calor. Allá, afuera, truenos y relámpagos cimbran el ambiente, tanto como se cimbran el par de cuerpos candentes que se dejan conducir por las pasiones y el deseo...
Ahora Bernard con delicadeza, deposita a su bella dama, en el sillón, para colocarse de rodillas entre sus piernas. Con mucha argucia quita el cachetero negro, dejando expuesto un paradisiaco Monte de Venus, húmedo, muy húmedo e hinchado de sus labios. Abril siente como su respiración se vuelve mas inquieta, y más cuando Bernard comienza a besar por la parte interior de sus piernas, desde la rodilla, recorriendo palmo a palmo ese par de monumentos griegos, hasta internarse jadeantemente en ese anhelado bosquecillo misterioso. Abril siente que se desarma de placer, es muy intenso lo que está sintiendo, pequeños gemidos escapan de su boca sin poderlos contener y que logran un efecto mayor en Bernard, que sigue obstinado en dar pequeños lengüetazos en el clítoris...De pronto Bernard acomoda las piernas de ella sobre sus hombros, dejando aún más expuesto ese monumental y marmoleo culo, donde Bernard vuelve a hundir su cara, besando todo el contorno de su vagina, mordisqueando sus labios, besando toda la parte trasera de los torneados muslos, las firmes nalgas. Abril, casi por reflejo, abre un poco más las piernas y avienta todo la grupa contra él, con sus manos lo toma por la cabeza y lo obliga a seguir comiendo de aquél rosado y empapado manjar. Bernard la penetra lo más que puede con su lengua, saboreando la cantidad de fluidos que se desbordan y escurren hasta el pequeño y rosáceo ano. Bernard los lame, los absorbe pasando su lengua por ahí. Abril se desconcierta por un momento, nunca antes alguien se había aventurado a degustar esa parte suya...intenta negarse, pero Bernard sigue empeñado haciendo movimientos circulares con su lengua alrededor del apretado esfínter...por lo que al final, ante tantas sensaciones nuevas y placenteras, accede y se relaja dejando que sus gemidos hablen por ella...
Bernard, totalmente desnudo, se deja caer en el sillón, ofreciendo su enorme y erecta verga. Abril se monta en él y con su mano coloca el agrandado glande a la entrada de su chorreante vagina...el ansia no puede más y poco a poco, sintiendo como sus pliegues se van abriendo, va dando paso a la caliente y descomunal vara que la quema por dentro...lo que dolor pudiera ser al principio, ahora es el placer del más grande de los placeres...
Bernard besa y mordisquea todo el cuello de ella, con sus manos abre ágilmente el broche del bra, la respiración agitada de ella, el movimiento de sube y baja del jugoso par de tetas, hinoptizan por un instante su mirada...blancas como dos lunas, firmes, redondas, coronadas por un par de medianas y claras aureolas de pezón muy erecto y rosado. Sin poderse resistir más, con sus manos las atrapa, las besa, chupa con impaciencia el par de pezones proporcionando sublimes estallidos de placer en ella...
Abril entra en un tipo de trance de placer, montada aún en él, aumenta el ritmo de sus movimientos, Bernard atrapa sus nalgas, ella le rodea el cuello con sus brazos, Bernard la embiste violentamente y con el dedo medio comienza a buscar y encontrar otra vez el ano de ella, lo lubrica con los mismos fluidos de ella haciendo movimientos circulares, hasta que introduce un poco, con delicadeza, el dedo...calor...calor...mucho calor es lo que siente ella, ofrece sus tetas, no quiere que Bernard deje de "comerlas".
Bernard la tumba en la cama, levanta y coloca las piernas de Abril en sus hombros, pasea su verga encendida por toda la hendidura de su vagina hasta acariciar su virginal ano. Bernard esta extasiado con ese descomunal culo..redondo, amplio...y de una embestida la penetra, Abril grita de placer, Bernard la embiste fuerte una y otra vez...
-¡No dejes de mirarme a los ojos Abril! -le pide Bernard, que vuelve a introducir su dedo en el ano, simulando una doble penetración, Abril siente que le falta aire para seguir sintiendo todo lo que siente...
La coloca en cuatro puntos, de "perrito", ella levanta lo más que puede su riquísimo y sublime culo, arquea la espalda, lo que está viendo Bernard no se compara con nada...coloca su verga a la entrada de la vagina, la toma de la cintura y vuelve a embestir con fuerza, se inclina un poco sobre ella para alcanzar con sus tetas con una mano y con la otra su clítoris...ella siente con miles de sensaciones como él choca contra sus carnosas nalgas, como ese pene la intenta atravezar, su vagina no deja de escurrir fluidos...Ahora es ella la que toma el control moviendo ese portento de nalgas, devorando una y otra vez esa verga inflamada..De pronto siente como Bernard la empuja poniendo su cara sobre el colchón, la "obliga" a que abra lo más posible las piernas, un dedo pasa y lubrica con sus fluidos vaginales el pequeño orificio...siente el dedo entrar en el...otro más...más lubricación...todo con sumo cuidado...Abril quisiera negarse,,,pero es tan rico, es tanto lo que le hace sentir que acaba por someterse....
Bernard la penetra una vez más por la vagina para lubricarse y después coloca su verga en la entrada del esfínter...comienza hacer algo de presión hasta que logra introducir su glande, ahí se queda sin moverse un momento, sólo acaricia la espalda arqueada de ella, sus nalgas, que se encuentran un poco tensas...Abril está conociendo nuevas sensaciones inimaginables.
Despues de un momento, él comienza hacer más presión, ahora con pequeños movimientos circulares y metiéndose cada vez más lentamente....Abril siente un agudo dolor, que poco a poco va transformándose en el más delicioso de los placeres, siente como todos sus nervios se conectan en el mayor cumulo de sensaciones...siente como ese enorme y duro pene está dentro de ella...siente como la está partiendo en dos...Bernard comienza a embestir con mucha delicadeza..adentro...afuera..cada embestida es una descarga de sensaciones nuevas y mucho, mucho placer...Abril grita eufórica..Bernard aumenta la fuerza de sus embestidas, goza como loco esa estrechez que aprisiona su verga más dura que nunca...queda extasiado al ver como ese culo tan deseado, lo come una y otra vez y una vez amoldado a su pene, Bernard embiste y penetra completamente...calor, mucha calor, demasiada calor sienten en sus cuerpos. Abril experimenta su primer orgasmo anal, sus gemidos y gritos callan por un momento el escándalo de la tormenta....Bernard se siente explotar un grito violento y derrama su tibia leche en toda la espalda y nalgas de Abril...
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