Despertar y lo primero que vi al abrir los ojos, fue ese par de blancos senos, y un rosado pezón despierto y amenazando con introducirse entre mis pestañas...
Un poco más atrás y entre esos jugosos melones chinos, tres Lunares alineados como constelación y recordándome el cinturón del gran Orion...
Y de pronto, toda una galaxia se abrió ante mis ojos, más luceros, más constelaciones entre esas dos suculentas Lunas.
Deje volar la imaginación y los dos potentes motores de mi nave iniciaron el viaje. Comenze besando en las lejanas estrellas del cuello, llegando a los límites de la nuca...Haciendo pausa en el lóbulo de la oreja, siguiendo el trazo de esas constelaciones llegué a bordear delicadamente cada hombro...

Pero la misión principal estaba por venir...
El cinturón de Orion apunta directamente hacia el centro de una de esas tentadoras Lunas... Apunta hacia ese encendido pezón... Y seguí el camino...
El alunizaje sería llevado a cabo con todo el poder de mi lujuria...
Con la punta de mi lengua comenze por recorrer los alrededores de toda esa luna...después, desde su base pequeñas mordidas y lamidas hasta alcanzar el encendido pezón...para capturarlo con mis labios y mi lengua y succionarlo delicadamente. Luego soltarlo y volverlo a atrapar, pasando y rodeándolo con la punta de mi lengua cantidad de veces. Abrí mi boca queriendo devorar ese mundo, esa Luna, ese maravilloso orbe...fue imposible, pero el intento fue delicioso. Los intentos fueron deliciosos...
No pude pasar por desapercibido el mundo paralelo que en ese momento estaba a mi disposición, dos Lunas casi idénticas, por lo que con mis dos manos las fui uniendo, juntándolas entre caricias, pellizcos y apretones. Pasando mi boca, mi lengua, mis labios de una Luna a otra, de un encendido y duro pezón a otro y de regreso.
Mi nave, con sus dos poderosos motores, comenzó a elevarse, atraído por la gravedad de esas jugosas y blancas tetas y termino posándose entre las dos. Mis manos ayudaron a cobijarlo con esa suavidad que produce una piel así...Fue entrar en una nueva dimensión, esos mundos devoraron por completo mi nave que comenzó a maniobrar un extraño pero placentero vaivén, parecía querer taladrar, martillar algo invisible.

Hasta que de pronto, y sin dejar su ir y venir, fue atrapada por un húmedo agujero negro, una lengua y unos labios que la recibían en cada ir de mi nave, hasta lograr su descontrol. Sus poderosos motores explotaron haciendo que la nave se derramara y esparciera por toda su boca, por todo su canalillo, por todo el cinturón de Orion...por todas esas enigmáticas Lunas...
